Lunes, 6 de Mayo de 2024

Malvinas: La travesía de otro periodista que vuelve a sufrir aprietes

El periodista Luis Melillo (Tiempo de Tortuguitas) iba a cubrir una manifestación por el cierre de un CPA pero se topó con un operador de Jesús Cariglino, llamado Julio Alegre, que lo increpó. Rápidamente fue rodeado por una patota en tono amenazador. Denunció el hecho. "Denunciamos el hecho porque tampoco queríamos naturalizarlo", contó a Buenos Aires 2punto0 Formato Radio.

28-09-2015



El último sábado, los pacientes y familiares de las víctimas que eran atendidas en el CPA local -clausurado por la gestión de Jesús Cariglino en 2014- tenían planeada una jornada especial en la plaza de Grand Bourg, con volanteada incluida. Pero el Intendente local, paralelamente, había programado su presencia en un festival organizado por una iglesia evangélica, en medio de la campaña a octubre.

Finalmente, la protesta no pudo tener lugar como estaba esperado. Luis Melillo, periodista del diario Tiempo de Tortuguitas, fue hasta el lugar para cubrir todos los detalles de la manifestación pero encontró otro panorama.

Todo empeoró cuando irrumpe en escena Julio Alegre, ex concejal local y actual operador político del cariglinismo en su reducto más grande, Los Polvorines. El hombre se acercó a Luis para hacerle un planteo por publicaciones pasadas del diario, en un reproche que inicialmente tomó con naturalidad hasta que empezó a ser rodeado por un grupo de personas, patoteros del jefe comunal puestos ahí con el único fin de intimidarlos.

Él temió por su integridad física, especialmente porque en casos como ese, por lo general, siempre hay alguien que incurre en gestos más violentos, sean empujones o golpes. "En principio, te digo: yo el sábado, cuando pasó este episodio, lo minimicé; pero hablando con otras personas, me decían que no es para minimizar", reveló.

"Cuando te rodea gente en una actitud intimidatoria, es natural que alguien quiera venir a pegarte. Y decidimos denunciarlo porque tampoco queríamos naturalizarlo", acotó el propio Luis.

También comentó que el momento de tensión no fue sólo para él, sino los citados manifestantes que estaban "con una necesidad de difundir lo que está pasando" en el centro de atención. "Tuvieron una situación tensa; habían decidido avanzar con la volanteada y ahí apareció Alegre mandando una patota para intimidarlos", profundizó.

"Cuando estábamos por irnos, viene Alegre y me vino a recriminar por qué escribía lo que escribía, con un tono hasta cordial. Empezó a cambiar la situación. Me empezó a rodear gente que no tenía un tono muy amistoso", siguió el periodista en diálogo con Buenos Aires 2punto0 Formato Radio.

Y concluyó: "Jamás tuvimos una pauta del municipio y es el precio que pagamos por ser independientes, por reflejar las cosas que pasan. Creo que hacemos un trabajo correcto".

El descargo de Luis Melillo completo:

Ayer, como cronista de este medio, me tocó vivir un apriete de parte de un calificado operador cariglinista. Fue en medio de un festival organizado por una iglesia evangélica en la plazoleta Bouchard de Grand Bourg, en el que se esperaba la visita del intendente Jesús Cariglino. Debo aclarar que llegué al lugar para cubrir una volanteada que planeaban hacer pacientes y familiares de pacientes del CPA de Malvinas Argentinas, desalojado por el intendente Cariglino en una polémica decisión, y que desconocía acerca de la actividad que se estaba desarrollando en ese momento.

Mientras trataba de ubicar al grupo del CPA -junto al candidato a intendente de Progresistas Horacio Quiroz y a la referente del GEN Norma Méndez, que se habían acercado en adhesión al reclamo - fui abordado por Julio Alegre, operador cariglinista de Los Polvorines. Alegre tiene una larga trayectoria en el Pejota regional. En una parte de ella fue concejal del Frente para la Victoria, pero luego arregló su pase a las filas del intendente. Es un personaje pintoresco, con fama de chamuyero, que en la actualidad trabaja como ladero político del supersecretario de salud Hugo Schwab, para quien -entre otras cosas- coordina el reparto de "becas" preelectorales. Lo conozco desde hace bastante tiempo, y siempre hemos mantenido una relación que, salvo el episodio de ayer, podría decirse cordial.

(Un paréntesis para decir que la secuencia comenzó antes de Alegre, cuando el pastor Sergio Tarragona, de la iglesia Ilumina, me encaró para decirme en tono nervioso que por qué no hacía una nota sobre el trabajo que hacen respecto a la droga, y que no quería que se lo vinculara con la actividad política. No entendí bien a qué venía el pedido, pero ya entonces quedaba claro que estábamos siendo observados.)

Volviendo a Alegre, con cara de pocos amigos y sobreactuada agresividad, el operador comenzó su puesta en escena. "A ver si escribís alguna cosa justa, porque últimamente lo que escribís no es nada justo". Mi primera reacción fue sonreir, y dejar pasar el comentario, mientras trataba de hablar vía celular con una de las organizadoras de la marcha, que me explicaba la decisión de llevar la volanteada a la estación de trenes. Mientras, el ex concejal siguió hablando, levantando el tono de voz. "Ustedes vienen a escrachar al intendente, te crees que no lo sabemos", dijo casi a los gritos. La vocifería hizo que algunos de su grupo se acercaran en tono amenazante. Una mujer repetía muy cerca mío "no entendés amigo lo que te dicen", con una actitud que dejaba bien claro que no era ni pretendía ser mi amiga.

Alegre seguía su perorata, y enseguida se dedicó a amedrentar a Quiroz, al que le repetía "a vos te conozco", mientras colocaba agresivamente su bastón a la altura del pecho del candidato a intendente de Progresistas. Como la situación no daba para más y presagiaba desmadrarse en cualquier momento, decidimos irnos. Algo que de todos modos hubiéramos hecho aun si Alegre no hubiera intervenido. Lo último que le escuché decirme fue: "te espero el 26 de octubre".

"No hay que minimizar estos hechos. Terminó bien, pero pudo no haber sido así", me comentaba hoy Silvia Burgos, una de las organizadoras de la volanteada, que escuchó por celular los irascibles embates de Alegre.

Desde mi punto de vista, el acting del dirigente buscaba provocar una reacción que justificase una agresión. ¿Por qué lo hizo? Estimo que hay dos posibilidades: una, para justificar la soldada que percibe mes a mes de parte del cariglinismo. Dos, como un mensaje tribunero, para la gilada: que vean que él nos echaba, que él sabe cómo defender al jefe. No logro decidirme por una, aunque bien podrían ser las dos.

Link: http://www.tiempodetortuguitas.com.ar/index.php?EL-ALEGRE-APRIETE-CONTRA-TIEMPO-DE-TORTUGUITAS-2814
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